N°42 - Navegantes de la vida

Mientras navegamos la vida somos desafiados a ir desatando los nudos que el mundo hace y al mismo tiempo, el reto de abrazar los deseos y sueños que brotan de lo más profundo de nuestras entrañas, se imponen como el objetivo primero y primario a alcanzar.

Son innumerables las tempestades de la vida, traducidas en acontecimientos y situaciones previstas e imprevistas, deseadas y no deseadas, buscadas y desencontradas que nos hacen ver que no siempre el suelo de nuestro corazón es seguro y que dejar pasar el tiempo no siempre cura cualquier tipo de herida gravada en el transcurso de nuestra historia. ¿Qué hacer para no perder la calma y el rumbo cierto en esta loca travesía de vivir?

Esperar confiados la claridad de la luz que brilla en las profundidades de nuestro mar interior es imperante para poder descubrir los designios impresos como coordenadas para comprender y aceptar nuestra humanidad.

Entregarse al viento de la “búsqueda incansable de sentido” como un velero suelto en alta mar es la actitud acertada y asertiva de quien quiere realmente ser feliz “aquí y ahora”. Buscar sin cansarse por encima de nuestras limitaciones y por debajo de nuestro orgullo es el “buen combate” de los valientes llamados a marcar la diferencia en este mundo.

Libertar el misterioso grito escondido del alma que todos traemos dentro, con coraje y con amor, es la clave para develar y revelar las fuerzas transformadoras destinadas a ayudarnos a construir nuestro proyecto de vida.

No perder tiempo porque el tiempo corre es la condición fundamental para lanzarse en la aventura de vivir en serio la vida, caso contrario se corre el riesgo de quedar expuesto a la “pura sobrevivencia” donde somos destinados a mendigar el aire, la verdad, el amor y la justicia.

Vencer la barrera del miedo es urgente para poder arriesgarse a navegar mar adentro y así seguir el rumbo cierto que nos aviva a erguir los planos capaces de llevarnos lejos y a soñar con un mañana diferente.

No apegarse a lo que ya entregamos o a lo que todavía sentimos o consideramos nuestro es el último paso a dar para quien quiere dar un timoneo de calidad y conquistar el horizonte de la felicidad autentica.

Hacer del sol que brilla en el firmamento de nuestra vida el eje fundamental, punto de partida y de llegada de nuestro elecciones y decisiones, es la única garantía para descubrir para que fuimos creados y llamados a navegar por este mundo.

Para que navegues más lejos te dejo algunas preguntas:

  • La tradición cristiana consideró siempre a Cristo el sol de toda humanidad. ¿Qué significa esta afirmación para vos?
  • ¿Qué lugar ocupa Cristo en tu proceso de navegar la vida?
  • Los expertos en navegación de la vida aconsejan nunca tomar decisiones que cambien el rumbo del trayecto que se está haciendo, durante una tempestad.¿a quién recurres en momentos difíciles? ¿Sabías que la dirección espiritual es una propuesta que la Iglesia tiene para no desnortarse en la vida?