Un nuevo octubre misionero nos convoca. Queremos seguir en sintonía con el Año Jubilar de la Misericordia, propuesto por el Papa Francisco, y que nos invita a vivir las obras de misericordia corporales y espirituales.

Vivir la misericordia como la del Padre es clave para la misión. Es ver con los ojos de Dios nuestro alrededor. El Padre es infinitamente misericordioso, paciente y leal, y tarda en enojarse (Sal 108). Esta forma de vida se nos sugiere en la evangelización, es entender la realidad del hermano, es estar en paz con todos, es compadecerme del que se equivoca; es el Domingo Mundial de las Misiones la posibilidad de crecer como misioneros, teniendo los ojos elevados a Dios y el corazón abierto a los hermanos.

Ser misioneros con Jesús. Él es el gran profeta anunciador de Buenas Noticias y portador de la paz. Se trata de acercarnos al Señor y acompañarlo en la misión cotidiana. Estar con Él, sentir con Él, sufrir y gozar con Él. Así nos aseguramos, también, su compañía en nuestras debilidades y problemas. Aunque seamos infieles, Él permanece fiel, ya que no puede desmentirse a sí mismo (2 Tim 2,13).

Este mes de las misiones tengamos como signo la caridad. Todos vivimos alguna situación incómoda y nos sentimos fuera de foco. Ante tanta desigualdad y falta de firmeza, no perdamos el ser objetivos. Y la convicción que Dios no abandona. Ayudemos al que necesita. Corporal, material o espiritualmente podemos llevar a cabo la misión.

Que Santa Teresita del Niño Jesús, nuestra patrona que celebramos al comenzar el mes y María, la Reina de las Misiones, nos impulsen a sentir la misericordia como el Padre y hacer nuestra misión con Jesús.

Pbro. Dante De Sanzzi | Director Nacional de las OMP Argentina

Fuente: OMP Argentina